Este espacio es para todos aquellos hermanos en Cristo que deseen compartirnos su testimonio del poder de Dios en sus vidas.

“¡ESTE ES UN SUEÑO, PERO ES UNA ADVERTENCIA!” DIJO LA VOZ.

Sueño que tuvo la hermana Brígida la madrugada del 25 de marzo de 2014.

Relata la hermana “Yo me encontraba en una grande ciudad, como las de los Estados Unidos, caminando entre mucha gente. Luego vi a muchos hombres de color cautivos dentro de una fortaleza de forma cuadrada o rectangular, de muros de concreto de más de tres metros de altura, pero descubiertas pues no tenían techo, y rodeados por un vallado; el acceso era a través de una puerta de hierro con barrotes y cerrojos, como en los campos de concentración. [En su lenguaje, la hermana Brígida menciona que en el sueño, ella vio a la gente encerrada dentro de algo semejante a un corral, con las características antes mencionadas. Suele denominarse corral a recintos amplios y sin techo donde se albergan caballos, vacas o toros.]

Luego escuché que alguien ordenaba '¡Mátenlos!', aludiendo a los hombres negritos, entonces estos fueron formados en filas, y un grupo de soldados armados pasaban frente a cada una de estas personas de color, y con amenazas les mandaban diciéndoles: ‘¡Renuncien al Nombre de Jesucristo!´, y como estos hombres no acataban esa orden, ya que se mantenían en silencio, eran ejecutados ahí mismo frente a sus compañeros, y así fue con cada uno de ellos.

Después vi que encerraban a mujeres de diversas razas y lugares o nacionalidades, que por su forma de vestir, parecían ser hermanas cristianas, entre las cuales estaba yo. Algunas cargábamos a nuestros pequeños hijos o nietos en brazos o a la espalda. Acto seguido se giró la misma orden en contra de nosotras, como sucedió con los hermanos de color. Para obligarnos a renunciar al nombre del Señor, primero dirigían su ataque sobre nuestros hijos y después sobre nuestra persona. Como ninguna renunciaba al Señor Jesucristo, mataban a los niños y luego a sus madres.

Con gran angustia y terror llegó el momento en el que los soldados amenazadores llegaron frente a mí para obligarme a renunciar al Nombre de Jesucristo, más yo respondí: ‘¡No renuncio al Nombre del Señor Jesucristo!´, en consecuencia le quitaron la vida al bebé que llevaba a mis espaldas. Claramente sentí su sangre caliente correr sobre mi cuerpo y escurriendo hasta mis pies, y en medio de ese angustiante momento clamé: ‘¡Gracias, Señor, porque el niño ya está en tus brazos!´, en ese instante escuché una fuerte voz que parecía llenar todo el ambiente alrededor, que dijo: ‘¡Este es un sueño, pero es una advertencia´ y siguió exclamando que le hablemos a la gente y a nuestras familias para que se arrepientan y se conviertan a Dios, pues ya es muy tarde y esto tiene que cumplirse pronto, advirtió.

Enseguida me vi en mi casa, y continuando en el sueño, salí corriendo al campo en busca de mi esposo y lo encontré cortando pastura y le urgí que regresáramos a  casa para orar pues ya no había tiempo para huir y escondernos de aquellos temibles ejércitos que allanaban los campos y los montes por dondequiera. Esas tropas eran integradas por hombres imponentes, de gran estatura, como extranjeros norteamericanos, cuyos uniformes eran parecidos a los usados por los miembros de las fuerzas armadas de USA, y llevaban puestas boinas con un emblema en forma de cruz gamada o suástica, utilizada por los soldados nazis de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando llegamos a nuestra casa nos metimos a la cocina para orar, pero antes, mi esposo fue en busca de su hermana para traerla junto con nosotros, sin embargo regresó solo. Así nos reunimos todos los de la familia que ahí habitamos y oramos juntos. Parecían como las tres de la tarde, sin embargo, vimos salir sobre el horizonte del oriente como un sol, cuyos rayos penetraron hasta el lugar donde orábamos, mientras nos embargaba una gran paz, y luego desperté.

Es notorio que esa misma voz, es la que he escuchado en otros casos, en los cuales me ha advertido de sucesos en la vida que han resultado ciertos, incluso, me ha librado de un  accidente automovilístico que ha sido referido  en otro testimonio.”

Este sueño lo compartimos por  la urgente necesidad de exhortarnos unos a los otros para que procedamos al arrepentimiento de obras muertas y nos volvamos al Señor, atendiendo a sus contínuas advertencias, pues pronto ya será demasiado tarde. Dios los bendiga.

Rev 13:15 Y le fué dado que diese espíritu á la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos.

Lea el testimonio del sueño de la H. Brígida y luego vea el siguiente video en relación a los campos de concentración en USA.

Testimonio de la H. Brígida Andrés:

El domingo, 19 de enero de 2014, ocurrió un trágico accidente automovilístico en la carretera Teziutlán-Atempan en el lugar conocido como “Las Delicias”, los hechos sucedieron aproximadamente a las 14:45 horas de este domingo.

En este percance fallecieron de forma dramática cuatro personas tres adultos y un menor de edad, otras tres resultaron gravemente lesionadas, los siete ocupantes viajaban a bordo de un taxi del sitio San Nicolás Atempan con placas de circulación 82-21-SSK que procedía de Atempan con destino la ciudad de Teziutlán. La segunda unidad involucrada en el accidente fue una camioneta de valores COMETRA con número económico 2223 y placas de circulación 876-AL-7.

Esta nota periodística, de Hilarión Arriola, tomada de la página web de Cinco Radio, está directamente relacionada con el siguiente testimonio:

Al amanecer de ese mismo día domingo, mientras la H. Brígida dormía, tuvo un sueño durante el cual escuchó una voz que le dijo: "No vayas hoy a Teziutlán, porque va a suceder un accidente". Cabe mencionar que la hermana tenía pensado, desde el sábado anterior, viajar a esa ciudad para ir de compras. Luego, durante el culto matinal de ese domingo, la hermana pasó a cantar una alabanza y comentó el sueño que había tenido, y a consecuencia de eso ya no tuvo el el deseo de acudir a dicha población, así, Dios la libró, mediante esa oportuna advertencia, del inminente peligro que corría si hubiera viajado ese fatídico día del accidente.

Por eso,en todo caso, nos conviene estar atentos a la voz de Dios, para saber cuál sea su voluntad y su consejo.

Dios Les bendiga.